Semana grande de fútbol, semana nefasta para el Getafe. De vez en cuando, este deporte nos enseña que la ilusión, el trabajo, la humildad y demás idiosincrasia de los equipos humildes, pueden doblegar al imperio monetario y mediático de los clubs grandes. Lamentablemente, esta machada, no se ha materializado en la sala de trofeos del equipo azulón, pero ha conseguido otra cosa tan o más importante, el reconocimiento y cariño de toda la afición española y el de los suyos. El Getafe lo ha tenido siempre muy difícil rodeado de sus hermanos mayores en la Comunidad (At.Madrid y R.Madrid), que aglutinaban las simpatías, en primera posición, de todos los ciudadanos madrileños; por ello, estas dos derrotas no pasarár en balde, han conseguido cambiar el usufructo de los corazones futbolísticos del Sur de Madrid y lo han renovado por un corazón azul, azul como los colores del Getafe.
Seguramente, la crueldad, sobretodo en la eliminatoria de la UEFA con el Bayer de Munich, pone en el debe de la historia del fútbol, una deuda con el Getafe que tarde o temprano tendrá que cobrarse. Mientras tanto, el mayor reconocimiento del que escribe y de muchos aficionados de nuestro país.
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