miércoles, 27 de agosto de 2008

Los becarios...

Quiero rendir un homenaje a una figura laboral tan denostada y tan importante para el buen devenir de la economía española: los becarios. Existen diferentes modalidades con sus diferentes versiones: 1) el becario de empresa o aquel individuo que recién acabada la carrera encuentra una oferta laboral en régimen de beca que satisface sus primeras inquietudes y que sirve de bautismo profesional para el agraciado, característica por la excasa resposabilidad adquirida y el exiguo sueldo en comparación con los correligionarios de sala o mesa, habiendo en las más afortunadas, opciones futuribles de admisión seria en la empresa de acuerdo al trabajo desarrollado en ese periodo. 2) el becario investigador o aquel recién licenciado que através de sus buenos resultados académicos, sus inquietudes indagadoras y/o su amor inmortal a la universidad y su ambiente juvenil decide solicitar una de la multitud de becas que ofrece la administración pública con el objetivo de probar aquello sin aún tener decidido si en un futuro será un doctor con su tesis publicada. En estos casos, la incertidumbre es alta porque las becas, aunque generalmente son aceptables en la cuantía, su fin es cercano en el tiempo, y hay que ir encadenando una tras otra para poder acabar la tesis de una manera autosuficiente y sufragada. Aparece como una prórroga de la universidad, sobretodo en lo que se refiere a actividad social . 3) el becario con beca o aquel joven que de una manera u otra, independientemente de su trabajo, ajeno o por cuenta propia, disfruta de una de las innumerables, y muchas veces desconocidas, becas o ayudas que ofrece la administración para diversos ámbitos. Por contar algún ejemplo: becas para estudiar inglés en el extranjero (me ha contado un amigo que estuvo en Malta durante un mes, con el objetivo de mejorar su inglés, y a través de una beca del Ministerio de Educación que era habitual una escena curiosa de todos los estudiantes a las tantas de la madrugada y en un bar de copas maltés cantando al unísono: "Zapatero! Zapatero!" en agradecimiento al viaje con gastos pagados que les había concedido nuestro presidente como máximo responsable), becas para descuentos en las matrículas por familia numerosa, becas para estudiar postgrados...
Estos últimos, el tercer tipo, aún denominándose becarios, no creo que encarnen el espíritu del becario tal como yo lo entiendo.
Siendo una figura bastante mal afamada (véase imagen adjunta), Lewinskys aparte, creo que estamos ante uno de los grandes sustentos de la economía española. Por un momento, pensar en vuestra empresas e intentar descubrir que ocurriría si todos los becarios del país se pusieran en huelga simultáneamente. ¿Cómo podemos medir la importancia de la actividad que desarrollan?: en términos de productividad. ¿Acaso su labor en comparación con el coste que les supone a la empresa no es uno de los mejores ratios entre todos los empleados de la empresa? ¿Que sería de un jefe de departamento si no tuviera al becario que le saca en 2 minutos las tablas de facturación de la empresa con la que está apunto de reunirse para cerrar un gran acuerdo? así multitud de ejemplos. Y desde aquí y estas líneas, mi más sincero homenaje a la figura del becario, tan importante y tan denostada para y por la sociedad.

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