sábado, 22 de marzo de 2008

Cómo murió Jesucristo...

Inmersos como estamos en una Semana Santa llena de devoción ciudadana y pasión cofrade, esta mañana nos hemos levantado con unas declaraciones del Arzobispo de Pamplona que más tarde pasaré a comentar.

Hay un episodio de la historia de la humanidad que conforma un gran consenso entre agnósticos, historiadores, ateos y creyentes. Jesucristo existió y murió en circustancias calamitosas. Pues bien, el mencionado Arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián Aguilar, ha utilizado dicho pasaje como argumento para explicar una de las negaciones incomprensibles de la Iglesia en la actualidad: la oposición inquebrantable ante cualquier ligero atisbo de palear el dolor a una persona situada en los umbrales de la muerte. Tal prelado, menospreciando la inteligencia de sus fieles, explicó que Jesucristo no tuvo cuidados paleativos en su calvario y crucufixión y sin embargo murió de una forma digna.

Sinceramente, creo que este Arzobispo no conoce el significado de "una muerte digna" o simplemente utiliza la fe, respetable en fondo y forma, para engañar y argumentar pensamientos y directrices de la jerarquía eclesiástica que, hoy por hoy, no tienen cabida ni explicación en nuestra sociedad.

Afortudamante, los cuidados paleativos en los hospitales son legales, aunque muchas veces los médicos que los practican y las familias que los piden tengan que sufrir linchamientos mediátos y críticas de la sociedad más conservadora.

(Este artículo de opinión no tiene por objeto, ni mucho menos, ser una crítica hacia la Iglesia, donde se practica innumerables actos caritativos; únicamente quiere poner en cuestión la actitud pública de cierta parte de la dirección de ésta)

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